Ovidio Charlebois
obispo misionero canadiense
1862-1933
Ovidio Charlebois nació en Oka, provincia de Québec, Canadá, el 17 de febrero de 1862. Entra en el noviciado de los Misioneros Oblatos en 1882. Tras su profesión religiosa, se orientó hacia el sacerdocio y fue ordenado en 1887. Sin más, partió hacia las misiones del Oeste canadiense, para dedicarse de lleno a la evangelización de los nativos o amerindios. Permanecerá solo en Cumbarland, entre estos sus nuevos amigos, durante 16 años. Nombrado primer Vicario Apostólico de Keewatin, fue ordenado obispo en 1910. Desafiando serias y múltiples dificultades, se dedicó en cuerpo y alma a organizar su inmenso Vicariato. Fue un ejemplo de paciencia y humildad.
Sus desplazamientos en visita apostólica de las diversas misiones dejan entrever la pobreza en que vivía y la precariedad de medios de que disponía, como puede verse en la foto inferior.
Murió santamente en Le Pas el 20 de noviembre de 1933. Se lema episcopal era: “A Jesús por María”.
La causa de canonización de este Siervo de Dios se inició en 1978 y llegó a Roma en 1986, donde está a la espera de los pasos sucesivos hacia los altares.
Correrías apostólicas de Mons. Charlebois
En la foto, el Siervo de Dios, a sus 70 años, en visita pastoral a sus misiones.
¡Recorre así más de mil kilómetros!
“A partir de mi último retiro, se ha fijado en mi espíritu un pensamiento: ser mártir. No es una pretensión fútil, ¿verdad? Me preguntarás quiénes serán mis verdugos; muy sencillo: serán los mosquitos, serán mis muchachos de la catequesis, serán mis defectos, mis tentaciones, mis fatigas, mis privaciones, etc. etc. Yo no quiero un breve martirio de unas pocas horas, sino un martirio que dure toda mi vida. Como no pasa un solo instante sin tener que sufrir, me he dicho: ¿por qué no aceptarlo todo con miras al martirio? Y esto, ¿no será tan agradable a Dios como los sufrimientos momentáneos de los verdaderos mártires? De este modo, yo me considero como si estuviera sobre una hoguera en la que me voy quemando a fuego lento, de manera que pueda conservar la vida por mucho tiempo. Te aseguro que este pensamiento ayuda mucho a sufrir con paciencia”
(De una carta a su hermano Guillermo, o.m.i.)